La envidia es un compás

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La envidia suena espantosa y se siente todavía peor. No me considero envidiosa, por eso las veces que la he sentido la he repelado todavía más y no me había dado el permiso de sentirla. Tener la envidia tachada como algo exclusivamente malo es triple pierde. Uno, porque igual la sientes y no es una emoción agradable y dos, porque encima te juzgas por sentirte así, haciéndote sentir peor. Y tercero, porque no la estás usando como la información valiosa que es.

Siempre me ha impresionado que hay gente que prefiere que te vaya mal en vez de desear que a ellos les vaya igual de bien. Joder por joder, o joder porque tienen la idea limitante de que ellos no se merecen cosas buenas, entonces nadie más las debería de tener.

Pero como toda emoción, la envidia es energía y la energía se puede transformar. La envidia te enseña lo que deseas y piensas que no puedes tener. ¿Cuándo haz envidiado los chicles de alguien? Solo envidiamos lo que creemos ser inalcanzable para nosotros. En este caso, nos permite ver dónde están nuestras limitaciones mentales y cómo están nuestros niveles de merecimiento. Solo nos permitimos tener lo que creemos merecer, no importa cuánto pensamos querer. Si a un nivel profundo e inconsciente crees que mereces poco, te permitirás poco. Esta información es valiosísima para la persona que está buscando crecer y mejorar su vida. Porque parte del proceso es identificar las creencias limitantes que tenemos y remplazarlas con unas que vayan acorde a la vida que queremos manifestar a futuro. Y para eso hay que igualar nuestro valor propio al nivel de la vida que decimos querer.

Y hablando de leyes, todo el mal que le deseas a alguien te lo estás tragando tu. La persona que envidias no tiene nada que ver con tu envidia, es más, te está haciendo un favor al reflejarte esta información. Acuérdate que todo está diseñado para tu evolución, incluyendo las emociones más incomodas. Sobre todo esas.

Todo lo que ves existe para ti también. Al final, es poco lo que nos separa a una persona de otra, todos somos cuerpos con alma y cerebro. Cuando veas algo o a alguien teniendo lo que quieres, úsalo como evidencia de que existe y existe para ti también. El truco está en expandirte con ilusión cuando lo veas en vez de contraerte con envidia.

Así que mejor poner atención y observar qué nos molesta y por qué. Esa voz que te dice que tu no puedes o que no es para ti, está mintiendo. Escúchala sin absorberla y haz el trabajo interno para cambiar ese chip. Será un ejercicio y el cambio gradual pero vale la pena. Acuérdate que hay formas buenas de ver lo `malo´ y está en ti escoger algo que te expanda y beneficie.

-María Andrea Guzmán