Recrear, no regresar.

Tengo la suerte de estar rodeada de extraños constantemente, es increíble la facilidad con la que te puedes abrir cuando alguien no sabe nada de ti y piensas que no lo vas a volver a ver en tu vida. Creo que a veces escondemos partes de nosotros de las personas que más ‘‘nos conocen’’ y encontramos un escape diciéndoselo a quién creemos que se lo puede llevar sin recordárnoslo luego.

Peeeero, con el bendito instagram, ahora muchos de mis extraños me acompañan digitalmente. Esto me ha ayudado a integrar más mis verdades y tener menos miedo de exponerlas con otros extraños digitales. Me he dado cuenta que lo más difícil de escribir es lo que más necesita ser leído.

Hay un común denominador en estas conversaciones; no importa que tan diferentes sean nuestras experiencias, lo que sentimos es parecido. Problemas diferentes que comparten solución. Por eso abrirte con tu mejor amigo o con un total extraño es tan sanador, ves lo parecidas que son tus vulnerabilidades y al contarlas se convierten en fortalezas compartidas.

Veinte minutos adentradas en conversación y cada loca con su tema, las tres hablábamos de lo mismo: ``Quiero sentirme como yo otra vez’’ y de no saber si eso algún día llega.

Creo que es parte de la vida pasar por cosas que te separen totalmente de quién estabas cómodo siendo. ‘Eras felíz y no lo sabías’’.

Pasó algo, te diste cuenta de una verdad que duele, terminó una relación, te graduaste, cambiaste de país, te quitaron más de lo que estabas dispuesta a dar, se cayó el piso en el que estabas parado. Aunque todos los cambios son buenos, la mayoría son difíciles. Y en medio de tanto ruido, nos adaptamos por sobrevivir sin tomarnos el tiempo de ver cómo estamos, qué sentimos y quiénes seremos en esta nueva etapa.

Porque aunque sigas siendo tu, no eres la misma.

Ese es el problema, querer REGRESAR. Literal no se puede progresar tratando de regresar. Ni se puede volver a algo que ya no existe. Por eso el sentimiento de estar estancada.

Quién en verdad eres siempre vive en ti. Se trata de regresar a tu esencia recargada con tu nueva experiencia.

No estoy diciendo que hay que absorber y cargar todo lo que nos pasa. Pero si sentirlo y analizarlo para transformarlo. Convertirlo en algo que nos forje carácter, nos abra los ojos, nos haga más asertivos, más empáticos y nos enseñe a cuidarnos mejor. Porque cuidar al tu de hoy es mandar a un mejor tu al mañana.

Son procesos, tente la paciencia que te gustaría que otros te tuvieran. Tente la paciencia que le tienes a los que más quieres. Y enfócate en construir la persona que quieres ser sin cargar o amargarte por lo que le pasó a la persona que eras. Esa persona ya no está y eso también es bueno.

Ami siempre me ha servido tener una imagen mental de quién soy en cinco años y visualizar que diario camino hacia ella. Es yo, tiene la misma esencia, abrazada y potencializada. No importa lo que pase de aquí a cinco años, sé quién seré porque quién soy siempre ha estado ahí.

-María Andrea Guzmán