Vive, luego instagramea.

Es impresionante que una plataforma que empezó como un medio para expresar creatividad, se ha convertido en la métrica de todo. Instagram se ha vuelto nuestro periódico, televisión, revista, messenger, google, yelp. Es cute, es ridículo, es temporal, es preocupante. Personas con buen cuerpo ganando más que personas con buen curriculum.

No estoy diciendo que esté mal, pero si que es algo bizarro. La linea entre instagram y la vida real se ha vuelto tan delgada y es de agradecer haber tenido una niñez donde esto no existía, dónde podíamos repetir ropa sin miedo a ser documentados. Donde comíamos casero, caliente y delicioso sin dejar que la comida se enfríe por estarle tomando 14 fotos antes de probarla. Donde cómo era alguien era más importante a cómo se documentaba siendo. Sacas una cámara y todos se ‘‘componen’’ como si algo estuviera mal con como somos al natural, sentados con las piernas abiertas, comiendo con las manos, riendo como cabras.

La vida no es una linea recta, no hay nada más natural que el cambio, que los altos y bajos. Y ver diario a tanto personaje con el mismo humor, con el mismo tono de voz, con las mismas buenas noticias diario nos está jodiendo el cerebro. Piensas que algo te salió mal, que la vida no te bendijo parejo, que siempre va a haber alguien con más recursos y más talento que tu. Y aunque esto fuera verdad, TU TE TIENES QUE CENTRAR EN TI y si usaras la energía que usas en consumirlos para trabajar en ti, probablemente tu suerte se emparejaría.

La vida sigue pasando y el 100% de lo que vemos en pantalla no es ni el 10% de lo que está pasando en la vida de la persona. Aunque veas el viaje de alguien, no puedes ver el viaje mental en el que está. Hay gente en Paris pensando en casa, en Ibiza preocupados por su cuerpo, así cómo gente en hostales amando la vida. No podemos pedirle a los que pusieron de moda el perfeccionismo que cambien su manera de instagreamear, que se dejen de photoshopear hasta los dientes, que nos digan la verdad sobre sus dietas restrictivas, que nos cuenten lo mal que la pasan cuando la foto nueva tuvo menos likes que la anterio, cuando odiaron un producto y tienen que poner buena cara y motivarte a tí a comprarlo. Pero si podemos escoger a quién consumimos, podemos consumir inspiración, creatividad, arte, ideas, porque de eso también hay. O puedes seguir viendo cosas que diseñadas a hacerte sentirte lo suficientemente ‘‘inadequate’’ para que sientas la necesidad de comprar ropa nueva, de ponerte pestañas, pintarte las cejas, comprarte un fcking licuado que vas a dejar de tomar en 3 días.

Que aburrido, se cae instagram y ya de nada te sirven los lentes miniatura, el microblading, los horrorosos tenis que parecen tractor. Deja de ser la suma de lo que ves sin cuestionarte si en verdad te gusta. Tengamos vida, tengamos estilo propio, sepamos quienes somos y luego si queremos lo documentamos y lo compartimos. Pero tengamos tan claro quiénes somos que si se cae instagram, no se nos caiga la identidad con el.

-María Andrea Guzmán